Es viernes, año y medio de una pandemia. Estoy hastiada de la mascarilla y cómo estoy “fully vaccinated” me creo invendible. Pero la realidad es que no, estoy vulnerable.
Consumo alcohol para dormir y alegó pasión al vino para justificarlo. La ansiedad consumen mis días, y entre cosa y cosa leo…
Hoy es viernes, llevo tres whiskey’s a la roca. Estoy lista, dormiré toda la noche. Pero sin embargo estoy aquí, creyéndome una “Chobby Top Model” en mi velvet sofá color esmeralda. Mientras asimilo que no tengo un cuerpo perfecto pero al mirarlo en un espejo, lo amo. La presión me hace querer modificarlo y luego me convenzo que no es necesario. Yo soy perfecta!
Lo que no es perfecto es mi inestabilidad, mi prisa por la vida, mi prisa por lograr… mis sueños me esperan! Ceder a lo cotidianamente aceptado me revuelve las entrañas, la falsa estabilidad y las falsas expectativas nos hacen vulnerables.
Si miras mi currículum, cambio de trabajo cada 2 años, pero es que cuándo se vuelve ruñtina me reinvento. Para algunos la estabilidad es sinónimo de progreso, para mí es estancamiento. Todos los días de mi vida necesito aprender algo nuevo.
Veo cómo todo viene y va, una coquetería más dominante que otra, las tendencias entre el “post” y el “story” hacen que mi vida en las redes sea un verdadero asco. No sé que debería publicar en el muro y que aplica en el “story”. Me siento hipócrita en el “story”, es cómo un Hola… me ves pero no me ves, y así… el muro de las redes se volvió obsoleto y muy pendejo para aquellos que lo que buscan es captar la atención de “cierta audiencia”. Mientras para el resto de los mortales pendejos siguen la versión original, el “post”.
Y así, se me escapa el viernes entre lo que debería ser y no es. En las falsas expectativas de algo mejor, en la internalización de qué esperar y confiar no es malo, de que tomo las decisiones correctas, de que en ocasiones debo anteponer a otros sobre mis más sinceros deseos. O al menos, lo que creo que son mis deseos. La realidad, mi vida es una constante improvisación, sin detenerme, hasta lograr algo más grande. Hasta… que me vuelva a aburrir!!
No sé porqué escribo esta mierda, tal vez nadie lo leerá. A la sociedad emergente no le gustan los escritos largos, se me hace difícil entender porqué . Leer es de las pocas cosas genuinas que nos quedan, las App sin sentido le roban el intelecto y el tiempo a la gente.
Apelo al aprecio de la gente para atreverme a escribir este sin fin de babosadas, alguien que se identifique con mi locura. Alguien que apueste al desafío de lo común.
Probablemente mañana despertaré y veré este blog, y moriré de vergüenza. Últimamente olvido ser espontánea porque lo agradable es lo común. Ahí, estriba la diferencia…
Una mezcla de elegancia con cafrería que sólo yo puedo cargar, que sólo los que me conocen más allá de las redes sociales pueden apreciar.
Me voy a dormir, ya es suficiente… mis atuendos “animal print” me harán sentir invencible en esta noche mágica!
Siempre amándolos,
La Tía